Este 27 de Junio se celebrará la 42ª Marcha del orgullo LGBTTTIQA en la Ciudad de México de una manera totalmente diferente dada la situación derivada por el Covid-19. Este año el movimiento tendrá un formato digital. En este contexo nos gustaría identificar en dónde estamos parados como comunidad y hacia dónde debemos proyectar nuestro quehacer comunitario. Con movimientos como las marchas en contra de la violencia de género hacia la mujer en el mundo o el reciente Black Lives Matters en Estados Unidos, hoy más que nunca debemos entender la importancia de la lucha LGBTTTIQA en el mundo y recordar que el movimiento nace también desde una búsqueda por la visibilidad de la violencia ejercida hacia un grupo de personas que vive y expresa su sexualidad de una manera no hetero-normada.
Hace unas cuantas décadas, un grupo de personas identificadas como integrantes del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria se unieron a una marcha que se celebraba en México por el aniversario de la Revolución Cubana. Un año después, en 1979 se llevó a cabo la primera marcha del Orgullo Homosexual en la Ciudad de México, con lemas como “no hay libertad política si no hay libertad sexual”.
Foto recuperada de https://www.gob.mx/cultura
Durante las siguientes décadas el movimiento fue enfocando la lucha en diferentes aspectos, por ejemplo, con la llegada del VIH, tomó más fuerza y se reafirmó, ya que muchas personas que tal vez no hubieran participado abiertamente en pro de la liberación homosexual, se involucraron buscando mejores condiciones médicas para los pacientes y la lucha contra el SIDA. Por otro lado, con el auge de movimientos feministas se generó un despertar en la comunidad de lesbianas, quienes comenzaron a exigir mayor visibilidad dentro de la misma comunidad, ya que consideraban que dentro de la misma se reproducen conductas y estereotipos patriarcales.
Cuarenta y dos años después, el contexto para la comunidad y el movimiento LGBTTTIQA en México es totalmente diferente, la visibilidad que se ha tenido a lo largo de los años ha logrado que hoy exista más apertura para hablar de estos temas, se han ganado muchos espacios, existen bares y zonas en las ciudades que se han apropiado de la cultura LGBTTTIQ. En 19 estados de México el matrimonio igualitario será legal, convirtiendo al país en el primero en América Latina en lograrlo.
Foto: elle.mx
Sin embargo, queda mucho camino que recorrer, según el informe “Violencia extrema. Los asesinatos de personas LGBT en México: los saldos del sexenio (2013-2018)”, en promedio, fueron asesinadas 79 personas de la comunidad al año. La lucha por los derechos LGBTTTIQ debe continuar hasta garantizar una vida plena y segura para todos los miembros de la comunidad.
En paralelo tenemos que seguir trabajando dentro de la comunidad en la visibilidad de cada una de las individualidades. Es verdad que en los últimos años la comunidad travesti ha tenido una resignificación positiva con la popularidad del show drag en el mundo, eso podría ser lo que tenemos que buscar con otras realidades. Nombrar más y resignificar a las personas bisexuales, intersexuales, trans, asexuales, queer. Reflexionar como individuos y acabar con los actos de discriminación que siguen existiendo dentro de la propia comunidad.
Debemos recordar que “no hay libertad política si no hay libertad sexual”. Vivir libremente nuestras sexualidades, respetando a cualquier persona. Recordar que en nuestras diferencias se encuentra lo que nos hace iguales. La fuerza de representación no debe recaer sólo en unos cuantos, sino en cada persona que en algún momento de su vida fue segregada por vivir y expresar su sexualidad de forma libre. La lucha es de todos.
Cada año tenemos más visibilidad, hemos logrado abrir cada vez más espacios, aprovechemos lo que se ha ganado ahora, seamos en nuestro día a día la comunidad que hubiéramos querido encontrar cuando salimos del clóset, seamos esa familia, quienes aceptan, quienes abrazan, quienes no juzgan, quienes celebran, quienes viven con orgullo cada día por ser lo que somos.
