CORONAVIRUS Y ECONOMÍA LOCAL

18 marzo, 2020
18 marzo, 2020 Kanji MX

Perspectiva global

Quizá la mayor enseñanza que nos está dando este mentado Coronavirus es que todos estamos conectados. Nos hemos hecho inmunes, sí, a las tragedias que ocurren siempre al otro lado del planeta, a las notas sobre cambio climático que sin duda serán el origen de mayores situaciones caóticas en los próximos años, a las crisis de salud que se viven todos los días pero un poco más lejos.

En 2018, la OMS estimó 405,000 muertes por malaria, una enfermedad perfectamente tratable. Por ahora, al 18 de marzo de 2020, el coronavirus ha matado a 8,000 personas en todo el mundo. El problema del poco impacto mediático en el caso de los primeros es que de esas muertes por malaria, el 94% tuvieron lugar en África, un continente a cuyas noticias también nos hemos hecho inmunes.

¿Se le pude llamar crisis a algo si está repitiéndose de manera cotidiana? ¿Cómo estarán viendo desde África esta pandemia?

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Esta vez la situación parece ser mucho más grave porque ahora está afectando a todo el mundo, incluyendo a Europa y al resto del Primer Mundo donde todo aquel que tiene un celular y acceso a redes sociales se convierte en un cronista o un replicador. Ahora no son los otros, ahora somos todos.

También es muy significativo que los casos de Covid-19, según un estudio de la Universidad Johns Hopkins, se concentran en países arriba de la latitud 22, –si vemos en un mapa de México esto sería San Luís Potosí hacia el norte, es decir, donde también se concentran los países del Primer Mundo.

En la Ciudad de México estos días es común ver a personas que parecen ser europeos o estadounidenses en una especie de turismo de refugiados por preocupaciones de salud. ¿Cuántos de ellos criticarán de nuevo a los inmigrantes que cruzan sus fronteras intentando escapar de sus propias circunstancias? ¿Cuántos conocen sobre las fronteras artificiales que se crearon en la época colonial, generando conflictos que permanecen hasta ahora? ¿O sobre las políticas comerciales y de explotación de recursos naturales que han inhibido el desarrollo social local?

Perspectiva local

Todo está conectado. No solo biológica, sino social y económicamente. Toda decisión que tomemos en lo individual o como sociedad repercutirá en todos los demás, directa e indirectamente. En el caso México, de acuerdo con el reporte de la CONEVAL de 2018, el 41.9% de la población vive en la pobreza, 7.4% en la pobreza extrema y 6.9% es vulnerable por ingresos. Ser vulnerable significa que la mínima eventualidad sería suficiente para ya ser contados entre los pobres. Y un escenario como el que ahora se presenta parece ser “la madre de las eventualidades”. Si sumamos estos porcentajes sería prácticamente la mitad de los mexicanos los que viven en estas condiciones.

Es claro que empresas y empleadores, clase media en general, sentirán los impactos en la medida en que se pospongan proyectos, se mantengan los gastos y desaparezcan los ingresos. La vida de muchos será afectada personalmente, tendremos que hacer sacrificios, pedir dinero prestado, buscar opciones. ¿Pero qué pasará con esa mitad de la población que ya tiene un nulo margen de maniobra? Todo está conectado.

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Economía y salud como disyuntiva

La salud y la economía están siendo dos criterios determinantes, uno afecta al otro irremediablemente. Ya todos tenemos muy claras las precauciones para cuidar nuestra salud –y la de los otros. ¿Pero qué podemos hacer para cuidar la economía, no solo personal sino de nuestra sociedad? Las afectaciones macroeconómicas ya están siendo evidentes. Muchos países han anunciado desde sus gobiernos medidas para contratacar estos impactos. Pero en lo personal, también se puede hacer algo para cuidar la economía local, esa red de seguridad comunitaria y vital que cubre nuestra calle, nuestro barrio, nuestro entorno.

El ejemplo más fácil son los restaurantes. Dejarán de tener clientes por varias semanas, todavía no sabemos cuántas, probablemente meses. Si no pueden mantener a sus empleados, tendrán que despedirles, dejarán de comprar insumos a sus proveedores y así una larga cadena que eventualmente afectará a la población más vulnerable: a la mitad de los mexicanos. Todo está conectado.

Muchos de estos restaurantes ya están llevando a cabo campañas para comunicar que sus alimentos aún estarán disponibles para entregas a domicilio. Es una idea tan simple como fundamental: necesitamos mantener activa nuestra economía local, existen alternativas, es cosa de hacernos conscientes y ponernos creativos.

Foto de Ciudad creado por freepik

Alternativas al distanciamiento económico

El distanciamiento social también es un distanciamiento económico. Mientras estemos aislados, pensemos en todas las personas que dependen de nosotros para ganarse la vida. También pensemos que en México un gran porcentaje depende de una economía informal donde no hay sueldos garantizados: más de la mitad de los trabajadores, el 57%, trabajan en el sector informal de acuerdo al último registro del INEGI. Además, somos pocos los que tenemos la ventaja de poder seguir trabajando desde casa. ¿Qué podemos hacer para marcar una diferencia mientras estemos aislados?

Claro que todo depende de si nuestro ingreso es seguro o si contamos con ahorros. Pero si tenemos a alguien que nos ayuda a limpiar la casa u oficina, o a cualquier otra persona que cotidianamente ocupamos sus servicios pero que ahora no los requerimos, no dejemos de pagarles.

Veamos qué proveedores de servicios o productos, a los que normalmente acudimos a sus locales, ofrecen opciones a domicilio o a la distancia. Si no las han comunicado o no las tienen, podemos sugerirles cómo hacerlo. Centrémonos en los negocios locales, aquellos que ya contaban con nosotros.

Otra forma de hacerlo es redirigir el dinero que hubiéramos gastado en un día normal a organizaciones dedicadas a los sectores más vulnerables. En México no hay mucha comunicación sobre organizaciones dedicadas a la pobreza, pero existen algunas que hacen un trabajo heroico como Techo o Ayuda en Acción. Vale la pena visitar sus páginas web y considerar donar.

También tendremos que ser creativos para buscar alternativas para nuestro propio trabajo. Ahora es cuando la tecnología se presenta como la mejor herramienta–además de para propagar la nueva teoría de la conspiración de la tía paniqueada– para seguir trabajando, encontrar otras formas de ofrecer nuestros productos o servicios desde la distancia y no desconectarnos profesionalmente.

Quienes tenemos los medios profesionales para aguantar podemos ayudar a reducir el impacto económico en quienes no los tienen. Son pequeñas acciones pero van sumando. Porque todo está conectado.

Posdata

En Kanji, nuestra casera muy consciente de la presión que se avecina, decidió por sí misma hacernos un descuento del 30% de nuestra renta para los próximos tres meses. Además de conmovernos, ha echado a andar una cadena de acciones positivas que nos inspira.

 

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